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viernes, 20 de marzo de 2015

ESTE JUEVES UN RELATO: A través de la ventana



¿Cuántas veces nos habremos colocado frente a una ventana para observar lo que sucede afuera?
Si nos hubiéramos tomado la molestia de anotar todo lo que alcanzamos a ver, la lista sería interminable y sorprendente, y lo que es más, mucho de lo visto y escrito podría espantarnos.

Pero también habría que reconocer que allí afuera hay mucho de bueno y que en gran medida eso mismo es lo que nos permite aprender y superarnos, por poco que sea. Aún lo mínimo, si es bueno, enseña.

Pero sucede que, al hacernos ciertas preguntas, no siempre encontramos la valentía para contestarlas:
¿Qué suelen ver los demás cuando nos miran a través de esa misma ventana?
¿Nos verán como realmente somos?
¿Qué interpretarán al observarnos? ¿Encontrarán todo en orden?

Cuando nosotros miramos hacia el mundo, enseguida pensamos que habría muchas cosas para cambiar en él, pero tal vez “nos olvidamos” que los demás también practican el mismo derecho de observarnos y opinar.

Es entonces que quizás optamos por la negación y decidimos cerrar la ventana para no ver aquello que nos resulta ingrato del mundo exterior. Se nos ocurre que es una forma simple de eliminar lo que nos molesta, aun comprendiendo que de esa manera los demás tampoco nos verán y que terminaremos encerrados.

Si lo pensáramos bien, llegaríamos a la conclusión que fundamentalmente somos nosotros quienes deberíamos hacer algunos cambios, definiendo con sinceridad quién somos y cómo somos, para luego sí llegar al equilibrio, aprendiendo a dejar abierta la ventana con total tranquilidad, sin estar pendiente obsesivamente de lo que los demás hacen o dicen, o si se acercan a su vez para evaluarnos.

Que quede abierta para tener la posibilidad de airearnos y comunicarnos, no para juzgar o exhibirnos. 


Autor: Eduardo

Más ventanas, en lo de Gaby

jueves, 12 de marzo de 2015

ESTE JUEVES UN RELATO: MIRADAS


Hay momentos en la vida –pocos, muchos- cuando nos parece haber perdido la facultad de pensar o razonar.
Son “lagunas” que aparecen de improviso y que nos pueden hacer olvidar cosas a tal punto, que no podemos distinguir cuál es una o cuál es otra, es decir, no podemos definir con certeza qué es lo correcto o qué no lo es. Dudamos, todo nos parece igual, y lo que es peor, parece que las cosas hubieran perdido el valor que debieran tener.
Cuando eso se convierte en costumbre, corremos el riesgo que en nuestro futuro ya no quede ni la más remota esperanza de mejorar y nos parece que estamos cerca de abandonar todo, ganados por el cansancio, pensando en que ya nada vale.
Notamos que el tiempo va pasando y nuestra apatía ha ido creciendo, ya nos domina; ya ni nos sentimos capaces de saber valorizar lo bueno que todavía nos queda en la vida por vivir.
Por suerte, sentimos que aparece en el momento menos pensado, el remedio que necesitamos y que habíamos creído  ignorar durante tanto tiempo.
Notamos sin querer que alguien nos ha dirigido un tipo especial de mirada, que aparentemente nada dice, pero en su simpleza, y en completo silencio, expresa algo que no alcanzamos a entender, pero nos “toca” y sentimos que nos despierta y nos aparta de esa indiferencia que nos invadía.
Son momentos mágicos que pueden surgir en nuestras vidas y todo aquello que no sabíamos decir con las mejores palabras, puede transmitirse con esa mirada que lo dice todo.
Notamos que hablamos cuando miramos y mirando, decimos todo lo oculto que callamos.

Entonces nos sentimos vivos otra vez.

Autor: Eduardo


Más miradas, en lo de Matices

jueves, 5 de marzo de 2015

ESTE JUEVES UN RELATO: TEMA SORPRESA

Hoy nos conduce Dorotea


MI VIDA EN CINCUENTA PALABRAS

Recuerdo haber leído:
“Si hemos de pasar por este mundo una sola vez, conviene recordarlo, ya que no lo volveremos a hacer”
Entonces, ama, vive y aprende, AHORA
Trata de hacerlo en forma tal que aquellos que reían cuando al nacer tú llorabas, lloren cuando al morir tú sonrías.

Recuérdalo.

Autor: Eduardo